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Israel Esteriliza a Mujeres Judías Etíopes

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“La revelación de que Israel esteriliza las mujeres etíopes judías no hace más que añadir otra página vergonzosa a la lista de abusos que sufren las mujeres y las comunidades pobres”.

“La revelación de que Israel esteriliza las mujeres etíopes judías no hace más que añadir otra página vergonzosa a la lista de abusos que sufren las mujeres y las comunidades pobres”, escribió el diario israelí Haaretz en su edición del 12 de diciembre de 2012. El periódico se refiere a la situación de las mujeres reconocidas como judías por Israel y que han sido literalmente importadas de Etiopía.

“Es difícil de creer, pero en Israel en 2012, las mujeres etíopes son obligadas a tomar Depo-Provera, un anticonceptivo inyectable. Esta inyección no es un método de control de la natalidad comúnmente recetado. Es considerado como un último recurso y se reserva generalmente para las mujeres que se hallan en una institución mental o que sufren alguna deficiencia.

Y sin embargo, un documental titulado “Documental de Vacío”, dirigido por Gal Gabay y emitido por la televisión israelí, ha desvelado que este tratamiento también se está imponiendo a mujeres inmigrantes de Etiopía.

Éste no es ni el primer ni el único caso en el que el estado se inmiscuye en las vidas de las personas que tienen medios limitados de resistencia. En otras ocasiones, el sistema que produce esta política es tan sofisticado que es difícil encontrar al responsable, el firmante o el redactor de esta orden.

Pero la investigación realizada por la reportera Sava Reuven descubrió que más de cuarenta mujeres etíopes han recibido esta inyección.

El Depo-Provera tiene una historia infame. Según un informe de la organización Shal Isha, la inyección fue suministrada entre 1967 y 1978, a título de prueba en el estado norteamericano de Georgia a 13.000 mujeres pobres, de las cuales la mitad eran mujeres negras. La mayoría de ellas no tenía ningún conocimiento de que esta inyección formaba parte de un experimento sobre sus cuerpos.

Algunas enfermaron y otras incluso fallecieron durante el experimento.

Hay muchos ejemplos en todo el mundo de este tipo de actuaciones dirigidas a reducir la tasa de nacimientos de los pobres, indigentes o personas privadas de la capacidad de resistencia. En la década de 1960, EEUU se preocupaba por el aumento de la población de Puerto Rico. En 1965, fue supo que el 34% de las madres puertorriqueñas de 20 a 49 años de edad que residían en EEUU habían sido esterilizadas.

Las inyecciones aplicadas a las mujeres etíopes se corresponden con la actitud general de los israelíes hacia este grupo de inmigrantes. Entre 1980 y 1990, miles de judíos etíopes pasaron meses o años en campos de tránsito de Etiopía y Sudán. Cientos de ellos murieron así mientras esperaban para dirigirse a Israel simplemente porque un país que se supone es un refugio para los judíos había decidido que ése no era el momento, que no todos podían ser absorbidos, que no eran suficientes judíos - que nunca se había oído hablar de judíos negros.

En los campos de tránsito de hoy, los futuros inmigrantes caen en un terrible enredo burocrático que les sumerge en la ansiedad y les lleva a preguntarse si tenían razón cuando decidieron venir a Israel. Como en el pasado, los que llegan aquí tienen que esperar mucho antes de verse libres del yugo de las instituciones del estado.

Ellos continúan siendo alojados en centros de integración, donde se envía a los niños a instituciones religiosas o se les incluye en estructuras de educación especial, mientras sus padres permanecen en guetos y las mujeres siguen recibiendo inyecciones. Se nos dice que no hay elección y esta política represiva, racista y paternalista sigue siendo aplicada sin obstáculos. Se supone que es la que mejor satisface los intereses de los inmigrantes, que no saben lo que es mejor para ellos.

Esta política de control absoluto de sus vidas, que comienza a aplicarse cuando todavía se encuentran en Etiopía, es excepcional para los inmigrantes en ese país y no les permite adaptarse a Israel.

El motivo que se alega es que necesitan prepararse para la vida en un país moderno. Ellos sufren un lavado de cerebro y son formados para seguir dependiendo de los organismos estatales de integración.

El Comité de Distribución Conjunto Judío-Americano ha afirmado que las afirmaciones hechas por estas mujeres durante la investigación eran tonterías. Eso me recordó a otras mujeres que dice tonterías, como las madres de los niños yemeníes secuestrados o las marroquíes que se sometieron a un “tratamiento contra la tiña”. Hasta hoy, sus palabras han sido rechazadas como “tonterías”. Si hubieran intentado esterilizarme a mí o quitarme a mis hijos, creo que también yo empezaría a decir a tonterías”.

Haaretz