27-04-2024 07:06 AM Tiempo de Jerusalén

Los sueños expansionistas de Erdogan en Siria

Los sueños expansionistas de Erdogan en Siria

Las políticas del gobierno de Turquía y de su presidente, Recep Tayyip Erdogan, se están convirtiendo cada vez en más peligrosas, tanto en Siria como en todo el Oriente Medio.

Las políticas del gobierno de Turquía y de su presidente, Recep Tayyip Erdogan, se están convirtiendo cada vez en más peligrosas, tanto en Siria como en todo el Oriente Medio. Ankara no sólo ha estado promoviendo el terrorismo y los grupos extremistas, junto a su único aliado en la región, Qatar, sino que está preparando ahora una invasión del norte de Siria. Erdogan cree que tiene el derecho a invadir y ocupar los territorios de los vecinos de Turquía e ignorar y violar la soberanía de estos países árabes. Él ha apoyado a las organizaciones terroristas en Siria y permitido el comercio ilegal de petróleo por parte de estos grupos, ignorado la soberanía de Bagdad sobre el Kurdistán iraquí y sus recursos e insultado al presidente egipcio en la ONU.

El gobierno de Erdogan ha sido durante mucho tiempo un aliado clave del EI, el Frente al Nusra y algunas otras organizaciones terroristas. Sin embargo, Ankara está ahora tratando de utilizar los avances del EI hacia su frontera como un pretexto paara enviar tropas a ocupar ilegalmente una parte del territorio del norte de Siria sin la autorización del gobierno sirio. Esto es claramente un acto de guerra, según señaló recientemente el diario británico The Independent.

La propaganda turca está invocando una falsa excusa, la protección humanitaria para los kurdos que huyen del avance del EI, para promover la creación de una zona colchón y una zona de exclusión aérea en Siria. El objetivo de esta estrategia es debilitar al Estado sirio y dar a los grupos armados opositores apoyados por Ankara un santuario desde el que puedan lanzar ataques contra el Ejército sirio y donde los militares turcos puedan entrenarlos.

A su retorno de Nueva York, Erdogan desveló algunos de los planes del liderazgo turco, que explican la situación que prevalece en el norte de Siria. “Debemos mirar a los acontecimientos en Siria, no sólo desde el ángulo del terrorismo, sino también desde el ángulo del régimen sirio”, señaló. Él pidió abiertamente la creación de una zona colchón y una zona de prohibición de vuelo en el norte de Siria, mientras criticó la decisión de Alemania de suministrar armas a las fuerzas pershmerga kurdas que luchan contra el EI, tales como el PKK. De este modo, desde el punto de vista de Erdogan el principal enemigo no es el EI sino el gobierno sirio y el PKK, que luchan ambos contra los terroristas del grupo takfiri.

Cabe señalar que el ministro de Exteriores turco, Mevlüt Çavusoglu, también afirmó que Turquía se opone a suministrar armas al Ejército iraquí porque “el 95%” de sus soldados son shiíes, según él.

Recientemente, Abdulkadir Selvi, un periodista del periódico Yeni Safak, que está considerado como el principal diario pro-Erdogan, dijo que Turquía no tomará parte en ninguna guerra aérea o terrestre con la coalición contra el EI y esto con el fin de presionar a EEUU para que establezca una zona colchón en Siria y permitir a Turquía entrar en Siria con sus propios aviones y tropas. Erdogan está ahora utilizando los acontecimientos en la ciudad kurda de Kobani para incrementar esta presión: si no me permitís enviar tropas a Siria, Kobani caerá. Ésta es la nueva estrategia turca.

Según diversos medios, los kurdos sirios están denunciando los planes de Erdogan. Uno de ellos, Binici Ibrahim, miembro del Partido Democrático Popular (HDP), culpó a Ankara de la situación en el norte de Siria por su apoyo al EI. “Las autoridades turcas son en parte responsables de esta situación. Ellas protegen al EI, que es una organización terrorista”, dijo Bicini. “Hoy en día, ellos impiden a los jóvenes kurdos regresar a Siria para defender su territorio”. “El gobierno turco no quiere defender nuestra ciudad”, dijo Mehmet Eminakma, otro joven activista del HDP. “Ellos apoyan de una forma loca al EI y no al pueblo sirio”.

De este modo, Ankara está tratando de impedir a los jóvenes kurdos que viven en Turquía regresar y combatir al EI con el fin de crear una crisis humanitaria y seguir adelante con sus planes.

Frente a este chantaje, la estrategia de la Administración Obama no está clara. El secretario de Estado de EEUU, John Kerry, ha manifestado, sin embargo, que el detener a los terroristas del EI en Kobani no es una prioridad porque “el objetivo estratégico de la guerra de EEUU es atacar la infraestructura del EI”. Esto podría significar que Washington entiende el juego turco y no quiere caer en esta trampa.

Hace algunos meses, Turquía envió algunas tropas a proteger la Tumba de Suleiman Shah, situada a 33 kms de la frontera. Según los medios turcos, el convoy militar, integrado por unos 200 soldados, entró en el territorio sirio sin pedir permiso a Damasco. La excusa fueron unos supuestos vínculos entre el sitio y la historia otomana. Si tal argumento fuera aceptable, decenas de países podrían utilizar pretextos similares para invadir otros estados vecinos.

Obstáculos a auna intervención turca

Sin embargo, existen algunos obstáculos para una posible intervención turca. En primer lugar, los pueblos árabes recuerdan la ocupación otomana y no quieren ver retornar a los turcos. Las políticas de Erdogan han irritado no sólo a Siria e Iraq, sino también a otros estados de la región, como Jordania, que ya ha dejado claro que se muestra en contra de la política intervencionista turca.

Otros países, como Egipto y los Emiratos Árabes Unidos, no quieren una intervención turca en Siria tampoco. Ellos creen que el gobierno turco, junto con Qatar, está tratando de movilizar a sus aliados de los Hermanos Musulmanes en el norte de Siria y esto supone una clara amenaza para estos países, que están luchando contra este grupo en sus territorios. Incluso Arabia Saudí, a pesar de su hostilidad hacia el gobierno sirio, no estará feliz tampoco dado que el régimen saudí no quiere ver a una Turquía más poderosa que patrocine a los Hermanos Musulmanes en la región.

En segundo lugar, Siria e Iraq han rechazado cualquier intervención militar turca. El primer ministro iraquí, Haidar Abadi, reiteró el 7 de octubre a su homólogo turco, Ahmed Davutoglu, en una conversación telefónica que Iraq rechaza cualquier injerencia de fuerzas extranjeras en su país bajo el pretexto de luchar contra el EI. Siria ha advertido también que cualquier despliegue turco en su territorio equivaldría a un “acto de agresión”.

En tercer lugar, Irán y Rusia han declarado claramente que Siria es una línea roja y que cualquier agresión contra Siria violaría sus principios e intereses. Rusia ciertamente bloqueará cualquier proyecto en el Consejo de Seguridad de la ONU para crear una zona colchón o una zona de exclusión aérea. Ambos países también responderían a una acción turca. Recientemente, Rusia ha enviado un nuevo barco de guerra al Mediterráneo y ha realizado maniobras en el Mar Caspio junto con Irán con el fin de enviar una señal a Turquía.

En Turquía, una gran parte de la población rechaza las políticas de Erdogan en Oriente Medio. Los principales partidos de la oposición turca se opusieron a la moción del AKP (el partido de Erdogan) dirigida a autorizar una intervención militar en Siria e Iraq. El Partido Popular Republicano (CHP) y el Partido de la Democracia y la Libertad han señalado que esta acción sería “inaceptable”. Se han producido también manifestaciones en Estambul y otras ciudades contra las injerencias del gobierno en Siria y su apoyo al EI. El 5 de Octubre, 10.000 personas marcharon por Estambul detrás de pancartas que decían: “EI asesino, AKP cómplice”.

Para Occidente, la Turquía de Erdogan se está convirtiendo en un serio problema también. Turquía, un miembro de la OTAN, es uno de los principales patrocinadores del extremismo en Oriente Medio y sus sueños imperialistas neo-otomanos están poniendo en peligro toda la región y alimentando el terrorismo en todas partes. De este modo, no es sorprendente que Erdogan se haya convertido en el nuevo héroe de los sitios y foros extremistas en Internet.

Sin embargo, una intervención turca en Siria tendría consecuencias fatales para Erdogan y para Turquía. Él pronto descubriría que todo el mundo está contra él y que su política está resucitando el temor al “resurgimiento otomano” entre los pueblos árabes. De este modo, dicha acción se convertiría en el último clavo del ataúd de las ambiciones del liderazgo turco en Oriente Medio.