25-04-2024 10:23 AM Tiempo de Jerusalén

¿Vuelve la resistencia a Cisjordania?

¿Vuelve la resistencia a Cisjordania?

La reciente ofensiva israelí contra la Franja de Gaza llevó a protestas sin precedentes de los palestinos de Cisjordania y Jerusalén Este y a una dura represión de los mismos por las tropas israelíes.

El pasado 5 de agosto tuvo lugar una acción contra un oficial israelí que custodiaba la entrada al ilegal asentamiento israelí de Maaleh Adummin, al este de Jerusalén. El oficial resultó herido al ser apuñalado por un atacante que logró huir.

El 4 de agosto, otro soldado israelí resultó herido grave por disparos de un motorista en Jerusalén, en áreas cercanas a los distritos árabes. Tres horas antes, un palestino de 19 años estrelló una excavadora contra un autobús israelí, causando la muerte de un colono en la misma ciudad.

Varias semanas antes, las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, la rama armada del Movimiento Fatah, asumió la responsabilidad por el ataque con disparos el pasado 26 de Junio contra las fuerzas de ocupación estacionadas en el puesto de control militar de Qalandia, que separa el Jerusalén ocupado de Ramalá.

Hay que tener en cuenta que la resistencia en Cisjordania había quedado bloqueada debido a la política de colaboración entre la Autoridad Palestina e Israel. Fatah buscó distanciarse de las operaciones de resistencia sobre la base de que la lucha de liberación había terminado y se dirigió más bien hacia la “construcción de un estado” y las negociaciones de paz. Una amnistía fue concedida a los miembros de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, que fueron incorporados a las fuerzas de seguridad u otras instituciones palestinas. Cabe señalar que el objetivo de las Brigadas es el mismo que el de Fatah, de donde proceden, es decir, la creación de un estado palestino en las fronteras de 1967.

En octubre de 2008, la Autoridad Palestina e Israel acordaron conceder una amnistía a los miembros de las Brigadas que depusieran las armas y firmaran documentos comprometiéndose a no participar en futuras operaciones contra Israel. Sin embargo, esta amnistía no llevó a los israelíes a dejar de asesinar o detener a muchos de los que la habían aceptado.

Por consiguiente, los combatientes armados desaparecieron de las ciudades y pueblos de Cisjordania y después de 2008 cualquiera que rehusara deponer sus armas fue tratado con dureza por las autoridades palestinas.

Hubo, sin embargo, quienes rechazaron esta amnistía y el desmantelamiento de la resistencia en Cisjordania y fueron capaces de conservar sus armas. Ellos eran numerosos en los campos de refugiados, como Yenin, Balata, Qalandia y otras zonas.

El fracaso de las negociaciones de paz entre palestinos e israelíes debido a la expansión de los asentamientos comenzó a cambiar este panorama. Se puso de manifiesto entonces, una vez más, que el gobierno israelí no estaba dispuesto a negociar con seriedad y menos aún a permitir la creación de un estado palestino conforme a lo establecido por las resoluciones de las Naciones Unidas.

La reciente ofensiva israelí contra la Franja de Gaza llevó a protestas sin precedentes de los palestinos de Cisjordania y Jerusalén Este y a una dura represión de los mismos por parte de las tropas israelíes. Al menos siete manifestantes murieron y se produjeron 36 choques entre palestinos y fuerzas de la ocupación israelíes. Todo ello plantea ahora el interrogante de si las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa volverán de nuevo a la acción o si los hechos que tienen lugar en la actualidad en Palestina generarán una nueva intifada.

En este sentido, los últimos incidentes demuestran la existencia de combatientes armados que se coordinan unos con otros y que deben contar con el apoyo de miembros del liderazgo palestino o los servicios de seguridad. Estos esfuerzos individuales son difíciles de transformar en un fenómeno sistemático debido a las complicadas circunstancias sobre el terreno. Sin embargo, es muy posible que algunas células solitarias inicien una guerra de guerrillas y ataques con armas cortas. Esto podría, sin duda, causar daños al enemigo y sembrar la inquietud entre los colonos y los soldados de ocupación israelíes desplegados en las calles y los puntos de control.