29-03-2024 01:55 PM Tiempo de Jerusalén

¿Esta Bandar realmente enfermo?

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A la sombra de los acontecimientos diplomáticos que tienen lugar en Oriente Medio como preludio a la Conferencia de Ginebra-2, Arabia Saudí parece el país más confuso por la situación.

A la sombra de los acontecimientos diplomáticos que tienen lugar en Oriente Medio como preludio a la Conferencia de Ginebra-2, Arabia Saudí parece el país más confuso por la situación que se ha generado en relación al próximo período en la región.

Existen numerosas hipótesis sobre la verdadera razón de la visita sorpresa efectuada por el jefe de los servicios de Inteligencia saudí, Bandar bin Sultan, a EEUU. Mientras que las autoridades saudíes afirman que Bandar será sometido a una operación quirúrgica en Washington, la realidad es otra. El fracaso del equipo encargado de dirigir la política exterior saudí ha colocado al reino frente a un desafío real, el de su aislamiento casi total en el escenario político regional e incluso internacional.

En efecto, Arabia Saudí se ha convertido en el país que apoya el terrorismo en la región y el plan Bandar-David Petraeus, ex jefe de la CIA, para Siria y otros estados de Oriente Medio ha tenido repercusiones desastrosas para la región y el mundo.

Tras la puesta en ejecución del plan, que buscaba derrocar al gobierno del presidente Bashar al Assad, en 2012, Siria se convirtió en el bastión de todos los grupos vinculados a Al Qaida. En medio de este crecimiento del terrorismo, se hizo imposible el controlar a los yihadistas que llegaron a Siria procedentes de las cuatro esquinas del mundo. Esto ha llevado a los servicios de inteligencia europeos a acudir a Damasco para contrarrestar las repercusiones del retorno de los elementos europeos de Al Qaida a sus países.

Paralelamente, la dirección saudí se ha visto obligada a variar sus opciones en el contexto de la aceleración de los contactos diplomáticos ruso-estadounidense-iraníes. Riad ha recibido el “consejo” norteamericano de cambiar su política en el dossier sirio para demostrar a las partes regionales e internacionales interesadas en él que existe una intención saudí seria de adaptarse al nuevo clima de diálogo y pactos en la región.

Varios políticos y analistas avanzan la hipótesis de que una de las condiciones para el logro de un acuerdo en Ginebra-2 sería la expulsión de su cargo de Bandar bin Sultán, que ha sido la punta de lanza de las políticas saudíes en el exterior. Además, numerosas capitales regionales e internacionales han enviado mensajes al gobierno saudí en los que afirman que el hecho de que dejar a Bandar en su cargo sería interpretado como un rechazo saudí a la política de pactos en la región.

Por esta razón, los analistas sugieren que las informaciones sobre la operación quirúrgica de Bandar no son más que una cobertura que busca ocultar la próxima salida de Bandar del escenario político.

Desde el punto de vista de la lógica, la misión de Bandar ha terminado. Él no ha hecho más que envenenar las crisis en varios países (Iraq, Siria, Líbano..). No hay, pues, lugar para el príncipe en este período.

Las declaraciones de Saad Hariri sobre su disposición a participar en un gobierno de coalición en el Líbano en el que esté Hezbolá suponen también un giro político y un cambio notable con respecto las condiciones que Bandar había fijado al campo del 14 de Marzo, y, en especial, a la Corriente del Futuro.

En resumen, Arabia Saudí está en vías de reposicionarse en los diversos dossiers y esto precisa de una serie de cambios en la dirección del país.

También se han filtrado informaciones sobre un nuevo comité saudí encargado de dirigir el dossier libanés, sirio e iraquí, tomándolos de las manos del príncipe Bandar. Las próximas semanas dejarán ver la aparición de nuevas posturas saudíes en relación a diversos temas árabes.